Arriba: las reflejos del Fortín Rojinegro brillan envolviendo el parquet de un aura voraz. Abajo: el campo de juego se vuelve cristalino y refleja sentimientos. Un par de lágrimas, muchas sonrisas, abrazos y festejos. El grito es ensordecedor y por momentos todo parece ser un mismo murmullo. La azulgrana parece volar. Soñar debe ser muy parecido a esto.
Es que hoy San Lorenzo vive lo que ayer nomás parecía un sueño lejano. En apenas un par de años el Ciclón se convirtió en un equipo multicampeón: tres veces de la Liga Nacional, del Súper 4, de la Supercopa, de la Liga de las Américas, también fue el primer club argentino en la NBA y en la gira por España venció al Real Madrid y al Barcelona.
Esta serie final para alcanzar la triple corona fue durísima, ante un gran rival como San Martín de Corrientes. El Ciclón se impuso por 4-2, haciéndose fuerte en Boedo con las tres victorias y liquidando la película con un triunfazo por 72-56 en el sexto capítulo que se disputó en el Fortín Rojinegro.
Pero el camino al título fue mucho más largo. Luego de terminar primero en la Fase Regular, el Ciclón sacó chapa en los octavos y los cuartos de final, instancias en las que eliminó con contundencia a Peñarol y Obras, ambos por 3-1. En las semifinales sobraron emociones y San Lorenzo se terminó imponiendo sobre Instituto en un quinto partido disputado en el Poli de Mármol y Salcedo. Así, el Ciclón se clasificó a la final y, aun con el trajín de una temporada XXXL, sacó a relucir toda la pasta de campeón para abrazarse a un nuevo título. ¡Salud, una vez más!